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Nuestras neuronas viajan algo más rápido que un Fórmula Uno, cuatro veces más que un guepardo y casi al doble que el Shinkansen.
El impulso eléctrico que da origen a todos nuestros razonamientos ocurre más rápido de lo que podemos imaginar y está sucediendo mientras lees esto.
En 1978, Quincy Jones se encontraba en los estudios Westlake de Los Ángeles produciendo lo que sería mucho más que el quinto álbum de Michael Jackson. Era el primer trabajo de Michael fuera de Motown, que tenía claro que quería dejar atrás por completo el pasado musical de los Jackson Five.
Mientras se encontraban dándole forma a una de las canciones, Quincy se levantó de su asiento frente a la mezcladora de sonido, entró al estudio, se acercó al baterista John JR Robinson, le apoyó su mano en el hombro y con la parsimonia de un capo mafia, mirándolo fijamente detrás de unos lentes polarizados, le dice:
“Necesito que para la intro de esta canción hagas un redoble de manera que el mundo entero reconozca la canción para siempre. ¿Podés?”
John giró apenas la cabeza para mirarlo de reojo y dijo: “Dale”. Por dentro se le estrujó el estómago.
Suena el metrónomo, todas las miradas están puestas sobre él, silencio total, comienza la grabación de la primera toma: click, click, click, click.
Y arranca.
En ese milisegundo recordó los redobles de su instrucción militar, le sumó un sincopado y dejó un hueco por el que —en sus palabras— “podías pasar un camión con acoplado”.
Ese instante ínfimo y poderoso de inspiración de la primera toma es el que quedó en el disco y es lo que terminó dándole todo el groove a la canción.
Luego de esa intro, se cambió la línea de bajo, los teclados, la guitarra.
Nació la canción como la conocemos.
Rock With You es el hit más grande de Off The Wall, uno de los cien discos más vendidos de la historia, marcando un hito sin precedentes para la música disco.
Esas conexiones neuronales son tan rápidas que parecieran ser ejecutadas sin nuestro control, como si no formaran parte de nosotros.
Quizá a ese hueco por donde pasa un camión con acoplado lo llenemos con algo a lo que le decimos inspiración.
El miércoles que viene te escribo de nuevo,
Ale.
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