🎶 Soundtrack sugerido para leer este número: AK - Everyday Issues
Para el estreno de la novena temporada la Fox anuncia un concurso espectacular: Ganate la casa de Los Simpson. No hablaban de un juguete sino de una réplica exacta a tamaño real. La idea vino de un desarrollador inmobiliario que necesitaba promocionar un barrio que estaban proyectando en Nevada. Como para ese entonces el merchandising de Los Simpson daba las primeras señales de fatiga a Fox le pareció una movida de marketing ideal. Lo que iba a pasar estaba lejos de eso.
En Diciembre de 1997 se anuncia el número ganador: 9786065. La expectativa se truncó cuando pasaron los días y nadie reclamó el premio. Con el sabor amargo de un plan frustrado decidieron seguir con lo que estipulaba el reglamento, algo mucho menos atractivo: sortear la casa entre los que habían enviado una carta. Así fue como dieron con Barbara Howard, una jubilada de Kentucky que vivía en una zona tan inhóspita que la limusina que habían planeado que vaya a buscarla no pudo pasar por el camino de tierra que llegaba hasta su casa. Aun así lo peor estaba por venir.
La señora no había viajado nunca en avión y las cuatro horas de vuelo hasta su nueva casa en Nevada fueron una pesadilla. La suma de ese trajín diabólico con la idea de vivir lejos de su familia en una casa totalmente desquiciante (la casa tenía los colores, muebles y objetos emulados a un nivel de detalle incoherente) hizo que Bárbara decida no aceptar el gran premio y tomar en su lugar los $75.000 que también estipulaba el reglamento del concurso.
El derrotero de la casa más famosa del planeta continuó con un despliegue de seguridad las veinticuatro horas para que los curiosos no se roben de su interior cualquier objeto susceptible de ser considerado memorabilia.
¿Qué hacían con esa casa vacía? Debían tomar una decisión rápida. Matt Groening sugirió una idea (a mi entender genial): hacerla explotar en mil pedazos. Pero por cuestiones legales y de convivencia con el resto de los vecinos no se pudo.
La casa estuvo más de un año vacía sin un destino claro. Algunos objetos de su interior a pesar de la seguridad fueron vandalizados y tanto la constructora como Fox estaban teniendo problemas con los vecinos que no soportaban más tener ese centro de atención en su barrio.
Recién en 2001, luego de reformas que la convertirían en una casa mas habitable, fue vendida por $120.000 a una tal Danielle que la compró para vivir con sus dos hijos y su marido. Los colores estridentes, el saxofón de Lisa y las cortinas con choclos eran cosa del pasado.
Actualmente por seguridad y privacidad la ubicación exacta permanece oculta. Aún así se reportaron casos de gente que se para en el patio de entrada a sacar fotos e incluso algunos intentan entrar. Terror total.
¿Cuán mala era la idea de Matt Groening?
El miércoles que viene te escribo de nuevo.
Un beso,
Ale.
Ah, mirá:
El museo de cera de Crackovia.
Una cantidad de trabajo enorme en esta parodia de RuPaul’s Drag Race.
Un avispón se come una abeja y el resto de la colmena venga su muerte.
“Bonaerense” Custom set para los Sims.
La última cena.
“Behind the shells” Making of de TMNT (28:06).
Me encantó la anécdota